Las cadenas del hábito, por lo general, son demasiado pequeñas para poder notarlas, hasta que se vuelven demasiado fuertes para poder romperlas.
Samuel Johnson

sábado, 19 de febrero de 2011

Dialogo con la naturaleza


Cultivar plantas es entablar un dialogo con el paisaje. Llevar a cabo una plantación es hacerle una propuesta al ecosistema.  Pero para que exista realmente un buen diálogo,  debemos atender a nuestro interlocutor e intentar entender qué nos está diciendo. Acabada la construcción, es como si hubiéramos soltado un discurso. Su réplica puede incomodarnos, sorprendernos o incluso provocarnos. En vez de sentirnos desafiados preguntémonos porque rechaza una planta. Porque llena de hongos o de pulgones otra. Nuestro interlocutor: la naturaleza, tiene mucho que enseñarnos si nos paramos a observarla. La belleza fluye de nuestras manos y el ecosistema nos la devuelve  naturalizada. Si elegimos el dialogo, buscaremos nuestros objetivos adoptando sus líneas orgánicas y aceptando la estética del acolchado omnipresente en ella ya que es la base de su fertilidad. 


Dejemos que suavice los contornos. Que mezcle en cierta medida los elementos naturales y vaya integrando los artificiales. Descubramos la belleza en su simplicidad y aparente caos. No aceptamos cualquier cosa que genere,  pues hacemos un esfuerzo esperando un resultado, pero tampoco intentamos imponerle todo lo que se nos ocurre. El tiempo de los discursos sin replica se ha acabado. Es el tiempo de dialogar para convertir las espacios de cultivo en un lugar de encuentro y no de confrontación. Encontrar el término medio para aprender una nueva forma de relacionarse con la vida y el planeta.


Jesus

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