El uso de plaguicidas puede compararse con el uso de
medicamentos. Hay personas que cuando van al médico, lo único que pretenden es
que les recete unas pastillas con las que les quiten los fastidiosos síntomas y
pueda seguir con sus hábitos y sus proyectos. En ningún momento se plantean que
la enfermedad tenga que ver con sus hábitos cotidianos, su alimentación, su
estilo de vida, o el exceso de café, tabaco o trabajo.
Como si pensara que su cuerpo debería funcionar bien
usándolo de forma irresponsable contra su naturaleza. Y si enferma es mala
suerte, o culpa de otro.
A veces ante una plaga tenemos el mismo comportamiento
y hacemos la pregunta equivocada ¿Qué hago con esta plaga? En vez de preguntar
¿Porque aparece esta plaga?
Si no cambiamos la pregunta no podemos entender nada
porque es como si no quisiéramos mirar, y solo pretendemos cambiar la pastilla
mágica convencional por la ecológica. Pero no hay pastillas mágicas. Intentar
burlar los equilibrios naturales siempre tiene consecuencias negativa.
Si aparece una plaga no es por mala suerte sino porque
algo no ha funcionado bien y hay que descubrirlo.
El ecosistema emite información constantemente: El
lustre de las hojas, el desarrollo de los tallos, la secuencia de crecimiento,
como fructifica, florece o reacciona a los riegos, escardas, abonados o la
proximidad de otras plantas.
La experiencia
nos enseñará a percibir esta información
que nos permitirá enfrentamos al reto de comprender el problema y encontrar
soluciones. En definitiva aprender.
A veces la solución no puede obtenerse por medio del
análisis de la información y hay que probar con otra vía menos convencional. La
observación relajada de los procesos naturales,
desarrolla en nosotros una cierta sensibilidad y recuperación de la
intuición perdida. Un estado meditativo que nos permite acceder a una información
que no podemos conseguir por medio del análisis.
En cualquier caso querer solucionar un problema de
parásitos, de hoy para mañana, no tiene sentido en agricultura ecológica. Una
planta sana y con recursos para defenderse, es el resultado de una tierra
fértil y llena de vida. Y esto no se improvisa
Trabajamos hoy alimentando nuestra tierra y su vida
para evitar los problemas del año que viene.
En aquellas situaciones en las que peligre un cultivo
y los métodos preventivos y reforzantes no consigan mantener la suficiente
vitalidad en las plantas para que se vean libres de plagas, parásitos, o
enfermedades, quizás nos veamos obligados a recurrir a algún tratamiento
insecticida o fungicida.
Pero atención, tengamos en cuenta que los insecticidas
–aunque sean ecológicos- inciden tanto en los patógenos como en la fauna
auxiliar, por lo que su empleo siempre generara desequilibrios y no resulta
conveniente emplearlos de forma generalizada, limitando estrictamente su uso a
las plantas afectadas.
Jesus Arnau
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