La belleza no es algo prescindible ni secundario
Porque hay un deleite en su búsqueda y contemplación que va
mas alla de la evasión o el divertimento.
Ese impacto emocional que nos pone una sonrisa en los labios,
o la carne de gallina es tan real que
afecta nuestra vida incluso fisicamente. En ocasiones es tan fuerte, que
nos invade una paz beatifica o una vivificante excitación llega a provocarnos
sensaciones de ingravidez.
Aunque nos llegue en forma de estimulo sensorial tan
intangible, no es algo menos real que comerse un plato de nuestro manjar
predilecto, por mucho que su impacto en nuestra vida sea tan difícil de
cuantificar.
En este mundo cuya naturaleza y propósitos se nos escapan,
la búsqueda de la belleza es la luz que nos sostiene. Seguramente algún dios después cometer el
crimen de hacernos conscientes de nuestro previsible decaimiento, la muerte de
los seres queridos y la nuestra propia, se compadeció y creo la belleza como medicina paliativa de tan abusiva carga.
Solo paliativa porque al final llega igual la decadencia y la muerte. Pero mientras tanto, fascinados
por sus colores caleidoscópicos, olvidamos la evidencia de que no entendemos un mundo, al que no parecen importarle nuestros sufrimientos y ese necesario olvido permite que nuestra vivencia se impregne de sentido.
Si no existiera la belleza, que seria de nosotros cuando la vida nos aprisiona en rutinas anodinas de las que
nuestra mente y nuestras emociones huyen en defensa propia. En que droga destructiva nos refugiariamos cuando nos vemos obligados a gastar nuestro tiempo en cosas que no nos interesan.
Nuestro tiempo que es lo único que en realidad tenemos.
Ese irreemplazable tesoro que de forma incomprensible a veces vendemos solo para obtener la aprobacion de nuestro entorno o lo que en él es normal tener.
Y con esa venta renunciamos también al alimento emocional que
conlleva poner ilusión en lo que estamos haciendo. Persiguiendo lo que hemos
decidido que es urgente, dejamos de lado lo importante y nos vamos sintiendo desnutridos y la vida parece ir perdiendo
sentido.
Cuando no podemos poner ilusión en lo que hacemos ni podemos
implicarnos emocionalmente en ello, caemos en un estado de muerte anticipada
porque ya no vivimos solo sobrevivimos.
El único recurso que nos queda en esta critica situacion, es un contacto aunque sea esporádico
con la belleza. Una dosis de urgencia que impida el colapso de la esperanza, y un plan para recuperar lo que nunca debió perderse.
La belleza moviliza emociones, nos vivifica. Al absorberla, revivimos como la semilla reseca con el agua de lluvia y como ella emitimos
tiernos brotes que nos traen de vuelta el sentido de la vida que se había
agostado.
La belleza es el ultimo refugio. Es la plenitud de ese
instante en que la alcanzamos, lo único que le quita argumentos a la muerte.
¿Pero porque jardineria?
Que tiene de particular la jardinería comparada con otras
artes?
Es como todo arte, una actividad en busca de la belleza. Pero
no una belleza estatica como el resto de obras de arte con soporte físico, sino dinámica. El mismo
dinamismo de la vida. Un jardín nunca se termina sino que sigue su propia
evolución a lo largo de las estaciones y de los años, en parte reflejo de la del jardinero.
Miras el jardín un dia y sabes que esa belleza pertenece a una imagen y un
momento únicos que nunca volverán a repetirse aunque lo intentaras con todos
tus recursos.
Cambiara de estación y se mostrara diferente y esa mirada te
sugerirá un cambio que en alguna medida afectara a todo el conjunto. Cambiaran
tus necesidades emocionales e inevitablemente se reflejará en el jardín.
En cada disciplina o arte, esa búsqueda desesperada y
necesaria de la belleza implica uno o varios sentidos. En la pintura es la
vista, en la música el oído, en la
cocina el gusto, en la perfumería el olfato, en la escultura el tacto………..
La jardinería es un arte que implica todos los sentidos
incluyendo además implicaciones emocionales pues se nutre de estimulos
sensoriales provocados por el contacto con seres vivos y elementos naturales
que son para los humanos símbolos ancestrales de supervivencia.
Incluyendo en nuestras composiciones plantas hortícolas con cualidades
ornamentales, tendemos un puente para reencontrarnos con la realidad de nuestra
pertenencia a la naturaleza y nuestra dependencia de ella y sus procesos.
Asi es como la jardineria deviene el arte de las artes.Jesus Arnau
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